Una mañana el padre de Jenny Groesbeck, de 25 años, pensó que algo extraño le había sucedido a su hija. Al llegar a su casa y ver que no estaba allí, se preocupó aún más. Sin embargo, habrían de pasar 14 horas antes de saber qué le había pasado.
La chica iba en su coche por Utah, EEUU, cuando perdió el control de su coche. Este se volcó y quedó boca abajo sobre un río. Madre e hija quedan atrapadas en el agua helada.
Al ser una zona bastante remota, pasaron 14 horas hasta que un pescador vio el accidente y avisó a los servicios de emergencias. Cuando el personal de rescate llega finalmente al accidente, de pronto oyen una voz adulta pidiendo ayuda. Los hombres se ponen de inmediato en marcha y hacen todo lo posible para dar la vuelta al vehículo. Mientras tanto animan a la persona del interior, asegurándole que todo saldrá bien.
Lo que ven entonces les deja helados: cuando finalmente vislumbran a la conductora, se percatan de que Jenny ya está muerta. La pequeña Lily, de 19 meses, está gravemente herida, pero aún vive. Debe llevar horas junto a su madre muerta.
Más tarde nadie podía explicar de dónde había salido la voz pidiendo ayuda. "Nos sentamos a hablarlo, y los 4 podíamos jurar que del coche salía una voz pidiendo ayuda", recuerda el agente de policía. También estaban seguros de que no era la voz de un niño. Los hombres pudieron sacar a la niña del vehículo y llevarla directamente al hospital.
En el hospital, su padre y abuelos permanecieron junto a la pequeña Lily, que se recuperaba rápidamente. La niña ya se ha recuperado completamente. Y aunque la familia echa de menos a Jenny terriblemente, están muy contentos de que parte de ella sigue viva a través de Lily.
El rescate de esta pequeña es un milagro! Su madre, Jenny, siempre estará con Lily de forma muy especial. Su familia y sus rescatadores están muy seguros de ello.



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